Sagrado Corazón

Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

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Yo…me entrego y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, mi persona y mi vida, mis acciones, mis dolores y sufrimientos, para que no desee hacer uso de ninguna parte de mi ser que no sea para honrar, amar y glorificar al Sagrado Corazón. Este es mi propósito inamovible, principalmente, ser completamente de Él, y hacer todas las cosas por amor a Él, al mismo tiempo renunciando con todo mi corazón a todo lo que no le sea agradable. Por lo tanto, te tomo, Sagrado Corazón, como el único objeto de mi amor, el guardián de mi vida, mi seguridad de salvación, el remedio de mi debilidad e inconstancia, la expiación por todas las faltas de mi vida y mi refugio seguro a la hora de la muerte. Sé entonces, ¡oh! Corazón de Bondad, mi justificación ante Dios Padre, y aleja de mí los golpes de su justa ira. ¡Oh! Corazón de amor, pongo toda mi confianza en Ti, ya que temo a todo por mi propia maldad y fragilidad, pero tengo esperanza de todas las cosas por tu bondad y generosidad. Aparta de mí todo lo que pueda disgustarte o que resista a Tu santa voluntad; permite que Tu amor puro imprima Tu imagen tan profundamente en mi corazón para que nunca pueda olvidarte o separarme de Ti. Que yo obtenga de tu amada bondad la gracia de tener mi nombre escrito en Tu Corazón, porque en Ti deseo poner toda mi felicidad y gloria, viviendo y muriendo como Tu esclavo. Amén.    

Por Santa María Margarita Alacoque

 

 

Inmaculado Corazón de María

Consagración al Doloroso e Inmaculado Corazón de María

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Yo….me consagro a tu Doloroso e Inmaculado Corazón, Hija amadísima del Padre Eterno; Dios te salve María, la Madre más admirable del Hijo; Dios te salve María, la más fiel esposa del Espíritu Santo; Dios te salve María, la Madre más querida, Señora más amorosa, ¡Reina más poderosa! Dios te salve María, mi alegría, mi gloria, mi corazón y mi alma. Tú eres toda mía por la misericordia de Dios, pero yo soy todo tuyo en justicia. Sin embargo no te pertenezco lo suficiente y por eso, una vez más, como un esclavo que siempre le pertenece a su amo, me entrego completamente a Ti, sin reservar nada para mí, o para otros. Si Tú todavía ves algo en mí que  no se te haya entregado, por favor, tómalo ahora. Conviértete en la dueña completa de todas mis capacidades. Destruye en mí todo lo que no sea agradable a Dios. Erradícalo y hazlo nada. Implanta en mí todo lo que consideres bueno; mejóralo y haz que crezca en mí. Que la luz de tu fe disipe la oscuridad de mi mente. Que tu profunda humildad tome el lugar de mi orgullo. Que tu contemplación celestial ponga fin a las distracciones de mi imaginación errante. Que tu visión continua de Dios llene mi memoria con Su presencia. Que el ardiente amor de tu Corazón inflame la frialdad del mío. Que tus virtudes tomen el lugar de mis pecados. Que tus méritos sean mi adorno y compenses mi falta de mérito ante Dios. Finalmente, mi queridísima Madre, concédeme, si es posible, que no tenga ningún otro espíritu que el tuyo para conocer a Jesús y a Su Divina Voluntad. Que no tenga otra alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor. Que no tenga otro corazón más que el tuyo para amar a Dios pura y ardientemente como Tú lo amas. Amén, así sea, a todo lo que hiciste en la Tierra; Amén, así sea, a todo lo que están haciendo ahora en el Cielo; Amé, así sea, a todo lo que estás haciendo en mi alma. De esta manera, Tú y sólo Tú glorificarás a Jesús en mí durante toda mi vida y a través de la eternidad. Amén.

Por San Luis-Marie Grignion de Montfort

 

 

Familias

Consagración de las Familias

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Santísimos Corazones de Jesús y María, unidos en el amor perfecto, mírennos con misericordia y cariño. Consagramos nuestros corazones, nuestras vidas y nuestras familias a Ustedes bajo la poderosa intercesión de San José. Conocemos que el ejemplo bello de Su hogar en Nazaret fue un modelo para cada una de nuestras familias. Esperamos obtener, con Su ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que nos dieron. Que nuestro hogar sea lleno de gozo. Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia, el respeto mutuo y el perdón de corazón, sean dados libremente a todos. Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no solamente las nuestras. Y que siempre estemos cerca de los sacramentos. Bendigan a todos los presentes y también a los ausentes, tanto los difuntos como los vivientes; que la paz esté con nosotros, y cuando seamos probados, concédannos la resignación cristiana a la Voluntad de Dios. Mantengan nuestras familias cerca de Sus Corazones; que Su protección especial esté siempre con nosotros. Sagrados Corazones de Jesús y María, escuchen nuestra oración. Amén.

 

 

San José

Consagración al Corazón Casto de San José

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Guardián de los vírgenes y santo padre San José, a cuyo fiel cuidado fueron encomendados Cristo Jesús,  la Inocencia misma y María, Virgen de las vírgenes; me consagro a Tu Honor y me entrego enteramente a Ti, para que seas siempre mi Padre, mi Protector, Amigo y mi Guía en el camino de la Salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y una Amor ferviente por la vida interior. Te pido y suplico que, siendo preservado(a) de toda impureza, pueda con una mente limpia, un corazón puro y un cuerpo casto, servir siempre más castamente a Jesús y María todos los días de mi vida. Siguiendo tu ejemplo que pueda yo también realizar todas mis acciones para la mayor Gloria del Padre, en unión con el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María; y Tú, oh Bendito San José, ruega por mí para que pueda participar de la Paz y Alegría de  Tu Santa Muerte y vida. Amén.

 

De la Achicofradía de San José

(Los Cinturones de San José) y del pbro. Olier

 

 

Dios Padre

Consagración a Dios Padre

 

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Padre Amado, por favor acepta el ofrecimiento de todo mi ser: Cuerpo, Mente y Espíritu. Te alabo por Tu Creación, por Tus Obras y Maravillas. Te agradezco por darme la vida y por todo lo que has hecho por mí. Te ofrezco, todo aquello que con tanta generosidad me has concedido. Con toda sinceridad, me arrepiento de no Conocerte, Amarte, Servirte ni Honrarte como debería... En esta oportunidad quiero asumir mi herencia como Hijo tuyo, con todo el gozo y responsabilidades que correspondan... Te doy mi “Sí” para que puedas disponer de mí como un instrumento de Tu Divina Voluntad. Hago la solemne promesa de serte fiel y te pido me concedas la gracia de la firmeza y la perseverancia en mi Fe. Padre mío, el más Amado, Cuidadoso y Misericordioso de todos los Padres; en Tu Divina Presencia, proclamo sinceramente mi amor por TI. Te ofrezco todo mi ser y toda mi familia... Solemnemente me consagro a TI junto a los míos ahora y por siempre. Padre Amado, como Tu Hijo, te pido: Que envíes a María para que me conduzca hacia Jesús y que Jesús me envíe el Espíritu Santo, para que Ellos puedan llevarme ante Ti. Que Tú puedas vivir en mí y conmigo - Un Templo vivo preparado por María, dedicado por Jesús y purificado por el Espíritu Santo... Permite que pueda estar siempre en Ti y Contigo. Que me concedas la gracia de ser un Auténtico hijo Tuyo, un Amigo Íntimo y Verdadero, uno de los que Te Ama sobre todas las cosas. Y cuando vengas a recogerme en mi último momento, me lleves a Tu Hogar para estar Contigo. Te pido además Padre, por el bien de la humanidad: -Ten misericordia de todos Tus Hijos - en su Pasado, Presente y Futuro. - Trae la Paz al Mundo y reúne a todos Tus Hijos alrededor Tuyo. - Haz que venga a nosotros Tu Reino y se haga Tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo. Amén.

 

Imprimatur S.E. Nicolas D’Antonio, Arzobispo de Nueva Orleans.

 

Catequesis para la Consagración a los Sagrados Corazones

30 día de Consagración

 

Libro

Catequesis para la Consagración

Te invitamos a prepararte para tu consagración a Dios a través del Sagrado Corazón de Jesús y del Doloroso e Inmaculado Corazón de María a través de estos audios durante 30 días, en los que trataremos de llevarte de la mano para que puedas entregarte completamente a Dios y experimentes el gozo, la paz y el amor que sólo Él te puede dar. Día a día te ofrecerás al Señor para hacer su voluntad en lugar de la tuya. Esto es a lo que se refería Jesús cuando dijo:“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame”(Lc. 9, 23).