Desgarrador el testimonio de Rick sobre su padecer. Como los grandes santos, mártires del amor a Cristo como lo fueron San Francisco de Asis y San Antonio de Padua, quienes sufrieron penosas y dolorosas enfermedades que les permitieron purificar sus almas por amor a la humanidad; Rick hace gala de la grandeza que da la entrega. Oraremos mucho por él y su familia y dile que lo queremos mucho. Desde París ofreciendo la misa dominical en Notre Dame por todos aquellos que hacen grande nuestra fe católica.
Deja un comentario