A los miembros de la Misión les sugerimos las siguientes prácticas diarias:
"Liberémonos de todo impedimentoy del pecado que
continuamente nos asalta, y corramos con perseverancia
en la carrera que se abre ante nosotros, fijos los ojos en Jesús,
autor y consumador de la fe, el cual, animado por la alegría que le esperaba,
soportó sin acobardarse la cruz y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios". Heb 12, 1-3
En general, los miembros de la Misión nos comprometemos cada día a trabajar para:
- Dejar de ofender a Dios, especialmente en las cosas pequeñas.
- No continuar callados frente al mal sin importar las consecuencias, aunque seamos la única velita encendida en un mundo de obscuridad.
-Trabajar en nuestro cambio personal, dejando de culpar a otros por los eventos que pasan en nuestras vidas, antes bien, cambiar nosotros mismos primero.
-Orar diariamente por las cosas que necesitan cambiar en nuestra sociedad, ciudad y especialmente en nuestro hogar; orando por aquellos en nuestro Gobierno, especialmente por su líder; orar por nuestro esposo, esposa, hijos, etc..
- Orar diariamente por las almas del purgatorio, por la Iglesia y la conversión de los pecadores.
-Recordar a los pobres, los enfermos, los ancianos y aquellos que no tienen a nadie.
-Orar con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, y orar también para amarnos unos a otros.
Debes recordar que estas prácticas deben adquirirse gradualmente, una a la vez. Ve despacio y hasta que te sientas conforme con cada actividad adquirida, añade entonces otro elemento. No tomes más de lo que puedas llevar a cabo cómodamente, conforme a tu estado de vida y circunstancias personales.
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